En nuestra zona es muy habitual comer guisantes crudos. Típicos de la primavera, son un alimento sano y fundamental dentro de la dieta mediterránea. Aportan micronutrientes esenciales para el organismo, nos aportan fibra, contienen gran cantidad de vitaminas del grupo B y… a los niños les encanta ¡y más si son de su huerto!

Hoy vamos a contaros una actividad que hacemos en la escuela. En Piccolo sembramos, mimamos y recolectamos frutas y verduras. Y es que nuestro huerto ecológico y pedagógico es una parte fundamental de nuestro proyecto educativo. Queremos que los niños coman estos alimentos, pero muchas veces no conseguimos que los vean atractivos.

Pero… ¿quién puede resistirse a una coliflor, un brócoli, una lombarda, una lechuga o unas habas después de haberlas ‘criado’?

Pues hoy os contamos qué hacemos en la escuela con los guisantes del huerto.

Objetivos de la actividad:

  • Desarrollo motor fino
  • Coordinación óculo-manual
  • Probar distintas texturas, sabores y olores
  • Desarrollar hábitos alimenticios saludables

Material:

Preparamos una bandeja con:

  • Un recipiente con guisantes o habas con sus vainas (la actividad también la hacemos con habas)
  • Un recipiente para dejar las cáscaras
  • Un recipiente para depositar los guisantes pelados
  • Una esponja húmeda en su recipiente (para después limpiar la mesa)

Desarrollo:

Sembramos las semillas, las cuidamos (aproximadamente durante un mes) y recolectamos los guisantes y las habas del huerto.

Todos los días invitamos a los niños a ir al huerto para cuidar la cosecha y ver cómo crece, hasta que hacemos la recolecta.

Una vez que hemos cogido las vainas, es muy importante lavarnos las manos antes de comenzar, ya que además de haber estado trabajando con la tierra, es un hábito de cuidado personal que debemos fomentar.

Abrimos una vaina con los dedos para que los niños vean cómo lo hacemos (modelamos), y los involucramos en la tarea. Los guisantes pelados los iremos dejando en un recipiente y luego limpiaremos con una esponja húmeda la mesa.

Después tiraremos las cáscaras en el cubo orgánico. ¡Y listos para comer!

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